#6 Habitar la música y la tecnología

La tecnología no es tan sólo una herramienta. Tampoco nos determina. Somos los seres humanos quienes la creamos, le damos forma y uso, sí; pero es ella, a su vez, quien también nos crea y da forma. Habitamos un mundo tecnológico y es en el marco que delinean sus contornos que nos desenvolvemos. La tecnología, como tal, nos impone límites -permeables, es verdad- y también maneras de actuar, de relacionarnos con los otros y con las cosas, de pensarnos a nosotros mismos. Afecta directamente nuestras sensibilidades y trastoca los viejos paradigmas con los que antes creíamos entender el mundo.

Como se suele decir, la tecnología avanza y, sin dudas, lo hace cada vez a un ritmo más vertiginoso. Muchos de estos cambios probablemente estén por encima de nuestro conocimiento acerca de su desarrollo. Cada vez entendemos menos cómo funcionan las cosas que queremos que funcionen, pero nos importa su correcto funcionamiento porque ello implica un normal desenvolvimiento de nuestra sociedad. Y lo “normal”, ya sabemos, refiere a una construcción histórico-social.

El siglo XXI también es aquel en el que se consolida la tan mentada era digital. Una era que trae consigo una serie de prácticas y procesos, que si bien están lejos de convertirse en panacea de la transparencia y la felicidad, tampoco significan el fin de la especie. La hiperconectividad, la afloración de redes sociales de todo tipo, miles apps que ya inundan nuestro teléfonos celulares, la aceleración del ritmo cotidiano, la búsqueda constante de estímulos, cierta prevalencia de lo efímero y lo espontáneo, son algunas características de la época.

Se conjugan, al mismo tiempo, diferentes formas de entender lo que todo ello implica: ¿las redes sociales son una ventana al mundo que nos permite tejer innumerables tramas, o representan la decadencia de las relaciones interpersonales?, ¿o, quizá, simplemente, implican una transformación de la sociabilidad tal como la conocíamos? ¿Vivimos los tiempos del fin de la vida privada, o es que empieza a ser necesario redefinir los conceptos con que antes entendíamos nuestra cotidianidad? Y, para el caso que nos compete, ¿son todas estas nuevas tecnologías un punto a favor de las experiencias y proyectos culturales emergentes, independientes y autogestivos, o tan sólo se trata de reajustarse a una nueva dinámica que se nos impone y sobre la cual no podemos ni decidir ni tener influencia?

Las respuestas son múltiples y, sea como sea, lo que es indudable es que las nuevas tecnologías han afectado de diversas maneras el quehacer y devenir artístico en nuestros días. Lejos de cualquier maniqueísmo simplificador (como ya nos adelantamos en esta nota de lo que fue nuestra primera entrega), la propuesta ahora es pensar cuáles son las experiencias novedosas que se dan en ese marco, articulando música y tecnologías; cómo el auge de lo digital afecta y transforma a lo que es la producción y los procesos creativos; qué lugar juega en la distribución -donde el streaming ha cobrado un peso específico importantísimo- y de qué manera se transforman los hábitos y las prácticas de escucha/consumo; el lugar que juegan las redes y los medios (tradicionales y nuevos); qué nuevas sensibilidades y subjetividades se configuran, entre otras cuestiones.

Esta edición de Vamos por las tramas pretende aportar, no una mirada, sino una serie de miradas diversas acerca de estos distintos tópicos. De las preguntas que nos hacemos, no surgen respuestas definitivas, sino preguntas nuevas y eso nutre la reflexión. Esperamos que para los lectores sean estos textos disparadores que enriquezcan sus propias prácticas y sus propias reflexiones. Para que la trama continúe creciendo.

Vamos por las tramas

Notas de esta edición

Algo empieza a despertar, por Pablo Boyé

Rock life: Diego Mancusi y las variaciones en la escena nacional, por Gonzalo Ismael Sosa

La rueda mágica, por Leandro Navarro

NAVE, el arcade viajero, por Verónica Iacona

Volver al -nuevo- origen de comunicarnos, por Laila Mason

Cansados de escuchar música sentados. El rol de la técnica en los orígenes del rock nacional, por Víctor Tapia

Autogestión en internet, la inmensidad alambrada, por Santiago Lecuna

Esperando un nuevo temblor, por Maxi Forestieri

Encontré en tu mirada de todo, por Noelia Ale

El mercado de todo play, por Alejo di Risio

Lo digital: ¿mesías o hereje?, por Christian Morana

Roberto Arlt, técnica y literatura, por Santiago Lecuna

Dulces y eléctricos en La Central, por Karl Lazaro

Lo del tango es más que una idea, por Nacho Castillo

Bajos perfiles, altos niveles, por Guido Venegoni

«De los gigantes», de Virtual Frizz, por Leandro Navarro

 

 

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