Tres bandas que, junto a otras, tomaron como bandera el groove, el jazz, el funk y el hip hop para construir un mundo con un sonido y un público propio, que encontró en la zona de Palermo un circuito de bares y boliches en donde la gente que los siguen pueden ranchear y armar movidas más que interesantes.
por Leandro Navarro
Desde Chaco vienen bajando, en un micro escolar fantasmal corroído por el óxido que le comió parte del caño de escape y que gotea fantasías por una ruta en peor estado que el transporte. Cubos de telgopor llenos de hielo y cerveza, asientos al nivel del piso con miles de parches empapados por el agua del deshielo y una docena de personas paradas en medio de aquel vehículo, improvisando y tirando melodías al viento. Así me imagino que llegaron a este mundo terrenal los integrantes de Militantes del Clímax, Lo’ Pibitos y Tapones de Punta.
Militantes del Clímax – Clímax
Si empiezo con el rótulo de que es una banda de hip hop, además de quedarme corto en la definición, y de ser una falacia, muchos de ustedes que invierten su tiempo leyendo estas humildes reseñas la van a saltear y se van a perder uno de los mejores discos que puedan escuchar en el último tiempo.
Tratar de definirlo se me hace imposible. Ellos mismos dicen más o menos qué son en el primer track: Jazz. Funk. Hip Hop. Climax. A todo esto, sumale toda una puesta en escena muy teatral y cruda. Vos pensás (o espero que lo hagas): ¿cómo hacen para meter todo esto en un disco? Fácil. Son estilos que se fueron heredando, decantando y retroalimentándose.
Me gusta dividir este disco en tres partes. La primera, con temas como «Maradona Caniggia», «Canapé» y «Mercado de Pases», es en donde la banda formada por Tony Sánchez en batería, Sir Ulrraijz en bajo, Magamo en guitarra eléctrica, Simon Groover en teclados, Johnny Cross en trompeta, Román SB en saxo, Ratman Salama en clarinete y saxo alto, y Zeta en percusión, demuestran todo el groove, el beat-funk-soul, toda esa música afroamericana que los influenciaron y que la canalizan en una zapada monumental, que bien o mal, es interpretada por su público con el famoso y, ya ridiculizado por Capusotto, cántico «oohh ohh», que hace que la gente sea uno con la banda.
En la segunda parte, intervienen las voces de los MC’s, El Abuelo y Hum Pal. Ellos destilan ironía con facilidad de palabra y buen ritmo. No buscan la metáfora retorcida, imposible de descifrar. Van directo al grano. Te dicen lo que quieren y como quieren. No hay filtro. Y te llega directo al cerebro y la entendés. Entendés lo que están diciendo.
La tercera y última parte, se completa con los temas «Corré» y «Asunto Inconcluso». Una especie de manifiesto de la vida actual, de la vida que no te muestran en la pantalla, de la vida verdadera, de la calle.
Tuve la posibilidad de verlos en una Fiesta Clandestina, junto a Mustafunk. Contaron la historia, interpretada por Franco Bersi, de un travesti enamorado de un comisario de la bonaerense. Esta historia, junto a «Asunto Inconcluso», demuestran lo terrenal que puede ser una banda que se deja atravesar por las situaciones sociales urbanas, y que no está subida a ningún pedestal.
Lo’ Pibitos – A punto caramelo
Aquel comienzo como un trío de rap con MCs y en formato Soundsystem quedó en el pasado. Los ocho miembros de la banda oriunda de Villa Crespo fortalecieron sus personalidades luego del show de George Clinton en La Trastienda que detonó algo adentro, algo llamado P-Funk.
Su segundo disco completamente autogestionado muestra una madurez increíble, haciendo una mezcla perfecta entre el funk y el rap, manteniendo la alegría y la positividad de sus canciones, demostrando que no todas las segundas partes son malas y que, incluso, pueden ser mejores que las primeras.
El álbum, como su nombre lo indica, no iba a salir hasta estar perfectamente cocinado. Producido entre Guido Ruggiero, alias “El Dog”, una de las voces, y Juan Lucas Arbe, el percusionista, Lo’ Pibitos muestran a lo largo de once tracks el crecimiento musical y espiritual, y la cancha que adquirieron para tocar y poder surfear entre varios estilos y combinarlos en una sola canción. El disco es puro groove y cuenta con varios arreglos instrumentales, en su mayoría comandados por los teclados y sintetizadores de Martín Aguilar. Mención especial para El Kuelgue que realizó varios préstamos para este álbum.
Suenan funky, pero cuando te acomodás en el género de George Clinton, entra el acordeón para recordarnos que las influencias latinas son tan fuertes como el bajo más cool de Filadelfia.
El nombre del disco funciona, además, como un hilo conductor del mensaje que la banda quiere transmitir. Todas las canciones parecen ser consejos, advertencias y observaciones que te proponen disfrutar la vida. Al llegar al último track, sabés que ya estás a punto caramelo para salir a la calle y bailar con una sonrisa en los pies y un mensaje que va en busca de expandir la conciencia.
Tapones de Punta – Buenisimo!
Los Tapones son un desprendimiento de 12 Monos, otra banda con cierto recorrido en donde se manejaba el funk más como canción. En cambio, en esta formación, los vientos tomaron la posta, y su sonido puede asemejarse al de cualquier Brass Band de New Orleans, pero con toque rockero.
Instrumental, eléctrico, con un sonido potente y un groove que te invita a la pista de baile de colores de John Travolta, este octeto funky, formado por un trío de guitarra, bajo y batería, dos trompetas, dos saxos y trombón, presenta su primer disco llamado Buenísimo!
Aunque ya se editó hace tiempo, no ha perdido su magia y poder. Con un repertorio de música funk que atraviesa las distintas vertientes del estilo, desde el second line de bandas como la Dirty Dozen Brass Band, Rebirth Brass Band hasta The Blackbyrds, Kool & the Gang y composiciones originales, este disco no se cae ni por un segundo; supongo que debe ser porque los vientos apuntan para abajo cuando tocan y esto hace que leviten fácilmente a un metro del suelo.
Además del funk, que está más que claro que es la esencia de la banda, en el disco es imposible no escuchar la influencia del afrobeat de Fela Kuti.
Ellos dicen que su fuerte es el vivo, que ahí es cuando hacen combustión. Desconozco de la experiencia de verlos en acción, pero si así se definen, les recomiendo que escuchen el disco cerca de un matafuegos.
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