por Verónica Iacona

Aunque no es mucho, a veces un año es tiempo suficiente para dar vuelta la página. Para terminar con la mentira, con la desilusión, con el engaño. Para decirle “basta” a tanto tiempo perdido.

Apenas un año después de La Trampa, Folie vuelve al ataque con Tiempo perdido, su segundo disco de estudio. Fieles a su estilo post-punk, suenan en los Folie un poco de los Strokes y otro poco de los Artic Monkeys, pero más suenan las vías del Sarmiento, el oeste, Haedo y el under bonaerense.

Grabado en El Attic  y producido por Alejandro Fernández Álves (Conexionistas, Los Nuevos Monstruos) y los propios Folie, Tiempo perdido es un disco más tranquilo que su predecesor, aunque no por eso menos intenso. Igual de disconformes, los Folie arremeten contra la realidad política en «Caí al piso», el primer corte que se estrenó con un videoclip grabado por Andrés y Nicolás Coria de la productora independiente ARK .

Derrumbes, represión, manifestaciones, todos los presidentes argentinos del primero al último. Sobre este fondo de imágenes de archivo las sombras de los integrantes de Folie se dibujan tan claras como su mensaje: «el gobierno de mi ciudad no para de seguirme porque hago lo que quiero hacer (…) Y quiero hacerlo de nuevo».

Con Tiempo perdido, los Folie lo hicieron de nuevo. Diecinueve minutos y seis canciones que no dan respiro y que hacen esperar con ansias que pase un nuevo año con nuevas historias, nuevas vueltas de página, y claro, un nuevo disco.

Esperaremos.

Folie son: Santiago Tassara, en guitarra y voz; Iñaki Amorena, en guitarra; Nicolás Villarejo en bajo; y Jonny Doná, en batería.

El arte del disco de Tiempo perdido lo hizo Stephanie Reiter.