por Leandro Navarro
«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos«
Antoine de Saint-Exupéry, El principito
No sé si será porque es una frase mundialmente conocida, o porque en la escuela primaria me hicieron leer decenas de veces el libro al que pertenece, o porque realmente es uno de los libros favoritos de mi infancia; pero escuchar esta frase en el tema «Esencial», del segundo disco de Lunar, me llevó a un viaje interior y espiritual para el que no sé si estaba preparado, pero al que por lo menos iba con buena música.
En este viaje nos acompaña desde el principio la astronauta de la tapa del disco, una mezcla entre mi recordado aviador perdido en el desierto y David Bowman (Dave) de 2001: Odisea en el espacio. Se la puede ver luchar contra sus sentimientos, rosas y cometas, en el hermoso video animado del tema «Materia Gris», realizado por Marcos Nicolás Amoroso.
El viaje continúa comandado por Franco Trípodi, Nicolás Miño, Leandro Landa y Rodrigo Miño a través de este pequeño planeta marplatense, que tiene como lema mantenerse en constante estado de mutación e independiente de todo sistema.
La nave que comandan para surcar este segundo disco, Gravitar, la vienen armando hace tiempo con piezas del rock alternativo y progresivo, sumándole ritmos rioplatenses, siempre dentro del formato canción. Además, se han animado a jugar con bases electrónicas y sintetizadores, como por ejemplo en “Atracción”, tema en el que se aprecia la fusión de lo electrónico aportado por los sintetizadores, un sonido más moderno combinado con todo lo que venían trayendo del primer disco. Una herramienta muy utilizada, también, son los cortes de ritmo y las guitarras que van subiendo volumen e intensidad, que denotan aquellos guiños progresivos antes mencionados, y que se puede escuchar perfectamente en “Átomos”.
Este disco es para todos aquellos oídos que busquen un mar de sonido bañado con un aire contemporáneo, pero que posee como pilares el alma de un pasado no muy lejano. Eso sí, tenés que diferenciar el sombrero de la serpiente que se comió al elefante.
Un comentario Agrega el tuyo