Educar es un acto político

La tarea de la contrapublicidad es doble: por un lado, cuestionar y resignificar aquello que la publicidad muestra; y por otro, fundamentalmente, mostrar aquello que los anuncios ocultan.

por Verónica Iacona

Sobre una cartulina blanca un proyector escupe imágenes con un intervalo de apenas segundos. «Sin repetir y sin soplar, ¿qué ven?». En menos de dos minutos y al unísono una veintena de pibes corea noventa y cinco nombres de marcas: Google, Alfa Romeo, Skype, Hewelett Packard, Burger King, Motorola, Ferrari. Sobre la cartulina blanca se proyectan los logos de cada marca pero incompletos. De Google vemos sólo la primera o y la e, de Alfa Romeo la cruz y la serpiente, de Skype el círculo celeste. «Impresionante, ¿no?», pregunta Julián con la luz del reflector todavía en la cara.

Julián es el fundador del Proyecto Squatters, un colectivo contrapublicitario sin fines de lucro que busca construir una mirada crítica y consciente sobre los efectos políticos, sociales y psicológicos del discurso publicitario. Nacido en 2008, se autodefine como «una respuesta creativa al monólogo del poder». ¿Qué es exactamente lo que hacen? Intervienen publicidades y carteles en la vía pública combinando distintas expresiones artísticas como el collage, el grafiti o el muralismo. Pintan, escriben, tapan, tachan o dibujan los textos y fotos de las publicidades resignificando los mensajes. Con mínimos recursos buscan desenmascarar la perpetuación de estereotipos y difundir valores alternativos a los propuestos por la sociedad de consumo.

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«¿Ustedes sienten que la publicidad les afecta?», pregunta Julián alejándose de la luz del proyector y mirando alrededor. En un espacio abierto en el primer piso de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA los que van y vienen entre un recreo y otro se paran a ver qué pasa. Hay unas quince sillas ocupadas mirando la cartulina blanca y otras cinco personas paradas atrás. Al frente, Julián insiste: «¿les afecta?». «No dice alguienyo no compro lo que la publicidad me vende». Pero los noventa y cinco logos de marca se corearon al hilo y sin errores. «Imagino que acá nadie pensó seriamente en comprarse un Alfa Romeo. Sin embargo, la marca la reconocieron todos asintiendo, los pibes se miran Nuestro cerebro está privatizado por la publicidad». Así empieza «De las calles a las aulas», la charla/taller de contrapublicidad de Proyecto Squatters.

Publicidad, educación y conciencia es el nombre de esta propuesta educativa.  Además del activismo en las calles, Proyecto Squatters ofrece talleres en escuelas primarias y secundarias, en terciarios, universidades, centros culturales y ONG, y también cursos de capacitación docente. Un equipo interdisciplinario de profesores, psicólogos y artistas participantes del colectivo se unieron para trasponer los contenidos del arte urbano y la contrapublicidad en un formato educativo. El objetivo es identificar los valores y estereotipos que transmiten las publicidades y dar herramientas para el diseño de piezas comunicacionales que promuevan valores alternativos: humanos, sociales y ambientales. Usar las publicidades como herramienta pedagógica para desarrollar el pensamiento crítico y la intervención creativa. Entender que la publicidad es mucho más que vender un producto; es vender un realidad y un modelo de sociedad que reproduce y perpetúa el orden socioeconómico, político y cultural dominante. La publicidad es siempre ideológica, y en tanto ideología, siempre política.

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Pero educar también es un acto político, y para Proyecto Squatters el ámbito educativo es un lugar privilegiado para la lucha política. «Política en el sentido de poder construir una mirada crítica sobre la catarata de mensajes que nos rodean todos los días, todo el tiempo —dice Analía, mano derecha de Publicidad, educación y conciencia— Nosotros no buscamos decirle a nadie qué pensar ni qué hacer. El mensaje no es no tomes Coca Cola; el mensaje es tomá conciencia«.

Existe dentro de la educación un concepto acuñado por la UNESCO, el de Alfabetización Mediática. Se define como la capacidad de acceder, analizar, evaluar y crear piezas de comunicación en una variedad de formatos. Su propósito es que las personas tengan criterio y los argumentos suficientes para tomar decisiones informadas a la hora de consumir la oferta de los medios. En esta línea se enmarca el Proyecto Squatters, tanto en su propuesta de intervención urbana como en su propuesta educativa. El objetivo, una vez más, es la construcción de una mirada crítica y reflexiva sobre diversas problemáticas sociales.

En escuelas, los talleres impulsan la lectura activa y la creatividad contrapublicitaria en cuatro módulos: introducción, perspectiva de género, visión ecológica y marketing de alimentos. Cada escuela puede solicitar el módulo y la cantidad de módulos que quiera. La estructura es la misma para todos y se divide en tres momentos. Un primer momento de reflexión y exploración del discurso publicitario, un segundo momento de introducción al arte urbano y la contrapublicidad y un tercer momento de taller, donde los alumnos realizan sus propias intervenciones sobre material gráfico de diarios y revistas.

En universidades y organizaciones sociales, las charlas son más generales y abarcan de manera conjunta todos los módulos, también con una última instancia de taller e intervención.. Los cursos de capacitación introducen a los docentes en el concepto de la Alfabetización Mediática y brindan herramientas prácticas para trabajar textos publicitarios en el aula. Recuperan la cultura mediática de las nuevas generaciones y la integran en el aula como un objeto de análisis crítico.

«La creatividad es inteligencia divirtiéndose”, sigue Julián citando a Einstein, antes de invitar a todo el mundo a acercarse a una mesa llena de tijeras, marcadores, revistas, diarios, correctores y cinta Scotch. Imaginación, mirada crítica y un marcador, no se necesita mucho más que eso. «Queremos transmitir esta herramienta para que cualquiera la pueda tomar y usar, para que cualquiera se junte con sus amigos, en su barrio y en su ciudad, y se anime a intervenir publicidades.»

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Proveniente del griego πολιτική τέχνη, la palabra política se refiere al arte de vivir en sociedad. En griego antiguo, πολιτική es un adjetivo que significa «relacionado con los ciudadanos» y con las decisiones que se aplican sobre un colectivo de personas. Hoy, siglos después, la política parece tener poco que ver con los ciudadanos, con la toma de decisiones y mucho menos con el arte. ¿Por qué no volver entonces al origen? A hacer de la política un arte colectivo, y del arte colectivo un acto político.

Con marcadores, con aerosoles, con fibrones o desde casa con cualquier editor de imágenes, todos pueden hacer política. Sumarse a la batalla cultural del Proyecto Squatters, promover la reflexión crítica y la toma de conciencia. Provocar un cambio positivo en la realidad, decidir y elegir la realidad en la que vivir. Participar y sobre todo involucrarse, que es también y por sobre todas las cosas un acto político.


Para solicitar las charlas y talleres de Proyecto Squatters podés escribir a: publicidadyeducacion@gmail.com
Para conocer más sobre la contrapublicidad y compartir tus intervenciones sumate al Facebook de Proyecto Squatters.
Para más información, visitá su blog.

 

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Mariana dice:

    Muy interesante y valiosa la actividad que desarrolla Squatters

    Me gusta

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